martes, 14 de enero de 2014

La kermesse heroica (1935) Las mujeres inteligentes

 

Al igual que ante otros títulos, me resistía a escribir un post sobre esta divertida comedia, porque ya los hay muy buenos en la red. Lo que no me ha parecido es encontrar ninguno malo, entre otras cosas porque algunos están descaradamente copiados.  Así que me dije, como toda gran película “La kermesse heroica” merece un artículo rematadamente malo. De ahí su inclusión en este blog.

A mediados de los años treinta del pasado siglo, mientras el cine alemán iba diluyéndose entre las enfervorizadas proclamas del partido nazi, y el cine británico salvaba su prestigio gracias a las cintas de Hitchcock y Korda, Francia se hallaba inmersa en una explosión creativa, que la colocaba por delante de las demás industrias cinematográficas eruropeas.
Enumerar los talentos propios y ajenos que proliferaban en los estudios galos, sería tan prolijo que excedería con mucho, el habitual tamaño de este modesto blog. Son además sus nombres tan admirados y conocidos que pocos necesitan presentación.


Esta mañana pensaba en el gran cineasta Rouben Maomulian, como gran renovador del lenguaje visual tras el advenimiento del sonoro. Al buscar un par en el cine europeo, se me vino a la memoria la figura del belga Jacques Feyder. Famoso ya en el cine mudo, siempre tuvo querencia por España, en donde rodó muchas escenas de su adaptación muda de “Carmen” interpretada por una bellísima Raquel Meller. En una de sus localizaciones, rodada en la plaza de Ronda, junto a seiscientos extras, aguardando bajo un sol de justicia, la famosa cupletista se negaba a realizar una escena demasiado tórrida para ella. Feyder le replicó que era imposible cambiar lo que había escrito Merimé, a lo que Raquel contestó: Dime donde vive Merimé que le voy a llamar por teléfono.



Casi una década después, vuelven a aparecer los españoles en su filmografía. Son los feraces miembros de los tercios, que llegan a la ciudad flamenca de Boom. Sus aguerridos ciudadanos sufren un ataque de pánico, dejando a sus mujeres como anfitrionas. La película que juega a satirizar los tópicos nacionales de unos y otros, viene a hacer lo mismo con la posición que tradicionalmente se otorga a cada sexo.

La condición social de la mujer, no había sufrido grandes cambios a lo largo de los cuatro siglos que separan a la cinta, de la historia que nos cuenta. Relegada al ámbito doméstico, su ascensión a otras esferas sociales, había sido vetada reiteradamente.  La imagen que de ellas daba el cine se polarizaba frecuentemente entre la abnegada esposa y la amoral vampiresa. Por eso una de las virtudes fundamentales de la cinta, es dar una imagen moderna de la mujer. Las habitantes de Boom, demuestran gallardía, inteligencia y sensualidad. Con toda naturalidad, se ven atraídas por los fibrosos soldados que contrastan con sus panzudos esposos burgueses.



Asimismo, la cinta de Feyder es una eficaz vacuna contra el nacionalismo. Un canto al entendimiento entre los pueblos, que desde luego no ha perdido vigencia. Sus personajes que en un principio se nos presentan caricaturizados, conforme avance la proyección irán adquiriendo una completa gama de matices, que nos harán comprenderlos un poco más.

La mujer de Feyder Francoise  Rosay, en su papel de Cornelia de Witte esposa del burgomaestre, consigue fascinar no sólo al sofisticado Duque de Olivares (Jean Murat) ganándose la admiración y el respeto de todos los aficionados al buen cine. Lo cierto es que todo el reparto es sensacional, entre el que destacaría a un sardónico Louis Jouvet como un clérigo amante de los placeres. En esta lujosa producción, con magníficos trajes y fantásticos decorados, el ingenio de Feyder hace mover la cámara con una elegancia y ligereza muy acorde con el tono de la historia.



Una historia que se fue fraguando lentamente…como un buen cocido. Ya en 1927 Feyder comenta al guionista Charles Spaak, la posibilidad de realizar una cinta ambientada en Flandes. Un año después el relato tiene casi forma definitiva. Presentada a diversos productores, obtiene siempre la negativa, bajo el argumento de que el público está cansado de películas históricas. Cuando Feyder viaja a Hollywood contratado por MGM deja aparcado varios años su proyecto. Seis años después en 1934, decide volver al proyecto, pero en ese momento las mujeres de Feyder y Spaak están enemistadas por asuntos profesionales. Aunque al final las cosas vuelven a su cauce y Spaak da el permiso para utilizar su historia. Contemplada en un principio como una producción a tres bandas (Inglaterra, Alemania y Francia) pronto la facción inglesa se desinteresó del proyecto, recayendo el mayor peso en el productor francés Georges Lourau.



Una coproducción franco alemana, que fue rodada simultáneamente, cambiando el elenco según el idioma, exceptuando a Francoise Rosay que protagonizó ambas cintas. Su clamoroso estreno en París y Berlín, contrasta con los incidentes en los cines de Amsterdan y Bruselas. Volviendo a la citada Carmen, uno de los colaboradores de esta Constantin Miclachevsky, afirmó haber entregado durante el rodaje de esta a Feyder, un relato titulado “La mujer de Rubens”, afirmando que luego fue plagiado como “La kermesse heroica”. Aunque sus demandas no prosperaron, finalmente los productores compensaron al pretendido autor con 1.500 dólares, para que cesara su campaña difamatoria.



Una producción dilatada, una acogida convulsa, que en nada empaña a estas “Mujeres inteligentes” (título de la versión alemana) que nos invitan a contemplar, esta comedia cuyo mensaje sigue siendo tan actual como en la convulsa Europa de pregurerra.

P.D. La cinta se estrenó en el cine Callao de Madrid el 24 de Enero de 1936.

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