domingo, 26 de enero de 2014

Alma rebelde (1943) Las brumas son románticas.

Para la mayoría de los aficionados al cine, el nombre de Robert Stevenson es sinónimo de las mejores cintas de imagen real de los estudios Disney. El director británico se ocupó durante la década de los sesenta de títulos tan famosos como “Un sabio en las nubes”, “Ahí va ese bólido”, “La bruja novata” y desde luego “Mary Poppins” que le valió la nominación al oscar.
Pero volvamos dos décadas atrás, cuando Stevenson se hallaba en Hollywood,  contratado por el productor David O´Selznick. Después de proyectos de no demasiado fuste, la Fox le daba la oportunidad de rodar una cinta de gran presupuesto. El reparto lo encabezaba Joan Fontaine y Orson Welles, junto a la niña Margaret O´Brian que empezaba a ser muy popular.

Jane Eyre, fue publicada en 1847, escrita bajo seudónimo por Charlotte Bronte, hermana de otras dos célebres autoras Ann y sobre todo Emily con su mítica obra Cumbres borrascosas. Las tres murieron jóvenes aquejadas de tuberculosis, pero su obra, especialmente las dos grandes novelas de Charlotte y Emily siguieron manteniendo su vigencia con el paso de los años. Solo hablando de Jane Eyre, el número de adaptaciones hasta la fecha de hoy llega a la docena.

De entre todas ellas, esta es sin duda mi preferida. Pese a los peros que se  le han puesto. El primero y más evidente para los que conozcan la novela original, es que en ella la protagonista es una chica poco agraciada, nada que ver con la belleza de Fontaine. Lo que ocurre es que el Hollywood de los años cuarenta era una fábrica de ilusiones, no un documental soviético. El público quería ver mujeres glamurosas y hombres viriles como Welles.


El joven y díscolo genio tuvo que refugiarse en el oficio de actor, para seguir vivo en el mundillo artístico. El mayor defecto del viejo sistema de estudios, consistía en dejar poco espacio a la  iniciativa personal, especialmente si esta era tan desbordante como la de Welles. Algunos hablan de una participación  de Welles asesorando a Stevenson en el rodaje de la película, pero lo cierto que nada se ha podido demostrar. Lo cierto es que con o sin ayuda, Stevenson hizo un filme brillante, apoyado en la fotografía en blanco y negro de Georges Barnes que ya había participado en Rebecca.

 


Precisamente el segundo mayor defecto de la cinta para muchos, es intentar remedar el ambiente opresivo del filme de Hitchcock. Yo lo único que puedo ver es la maravillosa dirección artística dela cinta, que nos hace rememorar una tenebrosa Inglaterra pre victoriana. El brillante escritor británico Aldous Huxley , vuelve a realizar una gran adaptación de una novela del siglo XIX, tras su estupenda labor con la adaptación de “Orgullo y prejuicio” que protagonizaron Greer Garson y Laurence Olivier.



No quisiera terminar el artículo, sin recordar la gran partitura de Bernard Hermann, la guinda que faltaba para coronar este maravilloso menú cinematográfico.



P.D. Además de Bernard Hermann que ya había trabajado con                Welles en Ciudadano Kane, otro viejo amigo del Mercury Teatre intervino en la redacción del guion el luego productor John Houseman. Como ya comentamos en el post de Fuego de juventud (http://ramonnovarr.blogspot.com.es/2014/01/fuego-de-juventud-1944-vamos-saltar-el.html) Liz Taylor tuvo uno de sus primeros papeles como la compañera en el orfanato de la joven Jane, interpretada aquí por Peggy Ann Garner. En 1946 la Warner produjo una cinta titulada "Devotion" en la que Ida Lupino y Olvia de Havilland interpretaban a Emily y Charlotte Bronte.

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