lunes, 13 de enero de 2014

Las cuatro plumas (1939) El imperio contraataca

 

En otro post estuvimos glosando, los filmes clásico inspirados en la legión extranjera. Otro de los más socorridos temas del cine de evasión, son las aventuras coloniales del Imperio Británico. Antes de entrar en la mejor adaptación de la novela de A. E. W. Mason, haremos un mero repaso,  de los filmes  coetáneos a esta. Lo cierto es que no fueron pocos, y la mayoría han quedado como clásicos del género. Quizás el título que propició esta oleada de cintas a mayor gloria del imperio, fue la película de Henry Hathaway “Tres lanceros bengalíes”, adaptación de una novela publicada cinco años atrás en 1930, en la que Francis Yeats-Brown, rememoraba sus experiencias de juventud, en la caballería británica en La India.

Rodada un año más tarde, Clive de la India, versaba sobre la figura de Robert Clive un funcionario que fue decisivo en la incorporación del inmenso territorio, a la corona británica, encarnado por Ronald Colman. Mucho más famosa fue la cinta de Curtiz “La carga de la brigada ligera” también de 1936, segundo título protagonizado por Errol Flynn y Olivia de Havilland, que desembocaba en la famosa batalla de Balaclava, cuya gloriosa carga describió con brillantes versos el poeta Alfred Tennyson.


Los Korda, tres hermanos húngaros de origen judío, llevaban desde 1931 viviendo en Londres, tras su exitoso periplo en Austria. El hermano mayor Alexander, cada vez más implicado con su patria de adopción, también había frecuentado el asunto colonial hasta en tres ocasiones. “Bosambo” filmada en Kenia y protagonizada por Paul Robeson, fue una de las primeras cintas de Zoltan Korda. Un año más tarde en 1937, Zoltan codirigió con Robert Flaherty “Toomay el de los elefantes”, con exteriores rodados en La India, donde descubrieron al simpático “Sabu”. Esta cinta estaba basada en una novela de Rudyard Kipling. En 1938 Sabu apareció en “Revuelta en la India”, fotografiada en Technicolor pero cuyos exteriores fueron rodados en Gales.

“Revuelta en la India” estaba basada en una obra de A.E. W. Mason, el autor cuya obra más conocida era “Las cuatro plumas”. Publicada en 1902 fue prontamente llevada al cine en 1915 y 1921. En 1929  Merian C. Cooper Y Ernest B. Schoedsack, los luego famosos autores de King Kong, rodaron una excelente versión que fue el último filme mudo de la Paramount.
Sus localizaciones en África habían demorado el rodaje. Cuando en 1938 Korda produce la primera adaptación sonora, volverá a  utilizar el Technicolor y las escenas más espectaculares se rodaran en el Sudán. Participando auténticos guerreros nativos, lo que le da un toque de veracidad. Al contrario de la versión de 1929, donde las relaciones amorosas apenas se apuntaban, el guion de R.C. Sherriff recuperó la esencia romántica del libro. Zoltan Korda, que a diferencia de su hermano Alex, era un hombre progresista afín a las ideas del socialismo, matizó el discurso belicista, sin por ello dejar de honrar al glorioso ejército británico.


El héroe de la película Harry Faversham, lo interpreto John Clements con proverbial flema británica. El papel de su camarada de armas, el capitán John Torrance, corrió a cargo de Ralph Richardson, uno de los mejores actores ingleses de todos los tiempos. Como curiosidad añadiré que Richardson intervino ese mismo 1939, en un telefilme de la BBC, escrito por J.B. Priestley (Bees on the Boat-Deck).



La heroína que cerraba el triángulo amoroso fue June Duprez,  una bellísima actriz inglesa de corta pero intensa carrera. En el papel de su padre, el cascarrabias general Burroughs, figura el inimitable C. Aubrey Smith, que protagoniza los motivos más jocosos de la cinta, cuando utilizando diversas frutas explica la batalla de Balaclava.



Con tales ingredientes, la película tuvo un gran éxito, que se vio refrendado al exhibirse en los Estados Unidos, distribuida por United Artists. Desde ese día, se convirtió en una de las cintas referenciales del género de aventuras y posiblemente, en el mejor filme colonial sobre el Imperio Británico.


P.D. La banda sonora corrió a cargo del compositor húngaro “Miklos Rozsa”. Ganado para el cine por Alexander Korda, es uno de los músicos fundamentales de la gran pantalla.

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