domingo, 24 de noviembre de 2013

Juarez (1939) Si a tu ventana llega una paloma.



Las películas en muchas ocasiones son un reflejo de la época en que se realizaron. En 1939 La frágil salud de las democracias occidentales ante el auge de los totalitarismos era un hecho. “Juarez” producida por Warner Bross, el estudio más progresista de Hollywood, más que una biografía de un personaje histórico al uso, es una defensa a  ultranza del sistema democrático.


William Dieterle , director alemán de origen judío, había logrado el reconocimiento del estudio, llevando a la pantalla las vidas de Pasteur y Zola interpretadas por Paul Muni. Galardonadas respectivamente con el oscar al mejor actor y a la mejor película, estas producciones históricas, dieron a la Warner, la imagen de prestigio que hasta entonces se le había negado. En esta nueva oportunidad, la productora puso a su disposición un generoso presupuesto, con estupendos decorados, cientos de figurantes y un reparto de campanillas.


Además de Muni que encarnaba al presidente mexicano, el elenco contaba con un brillante  Claude Rains en el papel del autócrata Napoleón III, el contenido Brian Aherne como el emperador Maximiliano, John Garfield en la piel del aguerrido Porfirio Diaz y la maravillosa Bette Davis recreando a la desdichada emperatriz Carlota.

Como dijimos al inicio, el filme no se centra en la vida personal de Juarez, sino en el mensaje que personifica. La cinta comienza con el emperador francés, encarnación de un poder despótico, que traza sus planes con tanta determinación como inconsciencia. Luego conocemos al flamante emperador, un paternalista monarca ajeno a los mezquinos intereses que respaldan sus partidarios. Enfrente se encuentra la legitimidad que representa Benito Juarez, asumiendo con dignidad los valores democráticos por encima de cualquier otra consideración. 

El brillante guion a cargo de John Huston, Aeneas MacKenzie, y Wolfgang Reinhardt, incide en el drama humano que padece la emperatriz Carlota, víctima inocente de las intrigas políticas que acabaran llevándola a la locura. Por otro lado los suntuosos figurines de Orri-Kelly y la majestuosa música de Erich Wolfgang Korngold, acaban de rematar la espléndida factura que posee, este lujoso drama histórico, tan entretenido como a la par profundo.

 
 
La popular habanera "La paloma"(1860) obra del compositor Alavés "Sebastián Yradier" es utilizada para realzar los momentos romáticos del filme
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario